La inteligencia sexual se podría definir como la capacidad de una persona para gestionar su sexualidad y satisfacer. Es decir, una persona sexualmente inteligente es esa persona capaz de disfrutar muchísimo del sexo y conseguir que sus parejas sexuales también lo hagan.
Por lo tanto, la inteligencia sexual está directamente relacionada con la intuición sexual, es decir, con la capacidad de percibir lo que la otra persona necesita, desea y siente en cada momento. Es imposible tener una buena inteligencia sexual sin un alto grado de auto-conocimiento, sin saber cómo somos, qué nos gusta y qué necesitamos para sentirnos satisfechos en la cama. Todo este conocimiento lo tiene muy poca gente, y la verdad vale la pena trabajarlo.
Vale aclarar que la inteligencia sexual no es muy importante a la hora de la seducción en sí, sino para vivir una vida sexual plena y feliz. Pero para conseguirla hace falta antes trabajar dos inteligencias más. En primer lugar, la inteligencia emocional, que sirve para aprender a gestionar nuestras emociones y conectar con los otros, pudiendo empatizar. Y en segundo, la inteligencia social, que sirve para dominar las habilidades sociales siendo capaces de gustar, atraer, conectar, entender e interactuar positivamente con la gente que nos rodea.
El termino “inteligencia sexual” del que estamos hablando surgió de dos psicólogos de Estados Unidos –Sherre Conrad y Michael Milburn– mientras analizaban por qué seguimos sin hablar lo suficiente con nuestra pareja sobre nuestro deseo y la sexualidad en general. Estos psicólogos también dicen que gran cantidad de personas sienten algún grado de insatisfacción con su vida sexual pero no lo admiten, y al no reconocer el problema, no se consigue resolver. Incluso en una sociedad libre de tabúes, dicen, seguimos sin hablar lo suficiente de sexo. A partir de esto tenemos un test que permite comprobar tu coeficiente o nivel de inteligencia sexual.
Índice de contenidos
Cómo trabajar tu inteligencia sexual
Hay tres claves básicas e importantes para poder comenzar a desarrollar este tipo de inteligencia que te hará disfrutar más sexualmente a ti y a tus parejas.
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Educación sexual
Lo primero es adquirir conocimientos preciosos sobre la sexualidad. Trabajar nuestra propia educación sexual, detectando y combatiendo así ciertos mitos y tabúes eróticos que están ligados a la sociedad y que interiorizamos a través de la cultura, la religión y la familia.
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Autoconocimiento
Una vez liberados de los mitos y las “mentiras” del sexo nos toca descubrir nuestro propio sexo, averiguar qué nos gusta, qué nos excita, qué preferimos y qué facetas de nuestra conducta erótica nos cuesta más mostrar. Puede ser que encontremos bloqueos debido a nuestro pasado, nuestras experiencias, o por carencias emocionales y personales como una baja autoestima.
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Hablar con la pareja de sexo
El tercer punto tiene que ver con los demás. El sexo es cosa de dos, y mantener una vida sexual enriquecedora implica al otro. Para adquirir una buena habilidad y dominio de la sexualidad, tanto en pareja como con uno mismo, tenemos que conectar. Una persona no consigue un alto grado de inteligencia sexual hasta que no es capaz de hablar con la pareja sobre la vida sexual, entender sus necesidades y siendo sinceros sobre quién realmente somos sexualmente.
En el fondo, el concepto de inteligencia sexual radica en que cuando uno se conoce y se escucha a sí mismo, sabe cuáles son los puntos de placer y aprende a comunicarlos a la otra persona, consiguiendo que la vida sexual sea plena.
Lo más importante de todo es tener claro que ser sexualmente más inteligentes no depende de la suerte, ni de la belleza ni del sex-appeal , sino de habilidades que podemos adquirir, desenvolver y dominar con el tiempo.
Por ello nos esmeramos en poder proporcionarte nuestro amplio catálogo Erotech, para que disfrutes a pleno del sexo.